Hace unos meses me enteré de este proyecto de la casa de Nazaret. Y aún cuando resulte extraño mi oficio decidí ofrecerme para contar cuentos, cosa que me apasiona porque sé que los cuentos son sanadores y llevan a la reflexión. Me encontraron un espacio y cuento los sábados a la mañana en el desayuno que se ofrece a los hombres.Y yo que me creí que iba a dar, cada vez que voy vuelvo a mi casa con el corazón lleno de respeto, silencios, miradas profundas, apretones de mano, abrazos, historias de vida. Por eso creo que en cada encuentro sigo descubriendo al Jesús que cada uno de nosotros lleva adentro: en los voluntarios, en los asistentes, en aquellos que llevan algo para compartir.Por eso, si tenés algo para dar (oraciones, tiempo, algún don oculto, cosas materiales, AMOR, etc. etc,), acercate. Vale la pena!!!!!Un abrazo para todos.
Ali, cuentacuentos (alias la cuentera)